San Isidoro es realmente una figura sobresaliente, no solo en su tiempo, sino más allá, durante toda la Edad Media. Nacido hacia el año 560 y muerto en abril del 636, fue obispo de Sevilla, como es sabido, desde el año 600 hasta su muerte. Es decir, rigió la sede hispalense durante casi cuarenta años, tras suceder en el gobierno de esta a su hermano San Leandro.
El prelado hispalense es autor de diversas obras que han llegado hasta nosotros, entre las que sobresale con toda justicia una por la que fue reconocido en toda Europa: las Etimologías, una vasta enciclopedia a la que prestaremos atención. Esta obra que reúne todo el saber de la Antigüedad se convirtió en la gran enciclopedia de la Edad Media, al menos hasta el s. XIII en el que Vicente de Beauvais redactó su Speculum, pues la obra de Beauvais constituyó una síntesis de la cultura medieval y tuvo también un gran éxito.
San Isidoro fue, sin duda, un santo sabio, un prelado ejemplar y un autor prolífico, cuyas obras, escritas en latín, circularon por toda Europa y dejaron su impronta en lectores y autores de diferentes épocas. La enorme difusión de las Etimologías es un buen ejemplo de ello.